"Hay hombres que de su cencia
tienen la cabeza llena;
hay sabios de todas menas,
mas digo sin ser muy ducho,
es mejor que aprender mucho
el aprender cosas buenas"
(Martín Fierro)

jueves, 30 de julio de 2009

YANEL: Conozcan a mi grupo...

El diagnóstico realizado se refiere al curso 3° B del Colegio Don Bosco. Este grupo fue observado por 2 semanas en Formación ética y ciudadana y en Ciencias sociales. El mismo, cuenta con un total de 30 alumnos varones, los cuales no exceden los 14 años de edad, es decir, transcurren por la adolescencia. En este sentido, es posible afirmar que al compartir un período del desarrollo, los individuos poseen características comunes, las cuales deben ser tenidas en cuenta por los docentes a la hora de educar.
Los chicos de esta edad, necesitan más que nunca ser escuchados y comprendidos, escucha que debe estar orientada educativamente a resaltar las características positivas de cada alumno, de lo contrario será poco productiva.
Es sabido que la relación entre docente y alumnos puede tanto facilitar como entorpecer los aprendizajes. Un buen profesor puede gobernar a sus alumnos porque éstos lo respetan y quieren. El mismo, debe imponerse a sus discípulos, no por exigencias de poderío ni por procedimientos coactivos, sino como consecuencia natural de su madurez intelectual y humana. Los alumnos de tercer año, en su gran mayoría expresan que se llevan muy bien con el profesor, porque es gracioso, porque es buena persona, porque explica bien. Esta expresión de amenidad se ve en las clases observadas donde el trato de el profesor hacia los alumnos, y viceversa, es respetuoso y afectuoso, alegre, pero manteniendo las distancias existentes entre un adulto y un niño-adolescente. Por lo cual se podría afirmar dicha relación está permitiendo, mediante los vínculos creados, que los alumnos se sientan seguros a la hora de aprender.
Además de la buena relación entre el docente y sus alumnos, se hace necesario, en tanto parte del proceso de enseñanza y aprendizaje, que haya uno que posea un conocimiento mayor que el otro. En este sentido, el profesor, debe demostrar la competencia y preparación necesarias para su labor. La experiencia demuestra que los profesores preparados son aceptados y hasta admirados por sus alumnos.
En el caso del Profesor Roberto Giménez, podríamos suponer que por ser “Profesor de Historia y Formación ética y ciudadana”, posee un conocimiento específico de la asignatura que está dando en la institución. Sin embargo, las acreditaciones no son suficientes. El conocimiento que posee el docente se demuestra en el acontecer diario del aula, y es lo que le da autoridad ante los alumnos.
Además de poseer el conocimiento científico propio de la materia, el docente debe ser capaz de realizar una correcta transposición didáctica que permita a sus alumnos la comprensión de los temas desarrollados en clase. Al respecto, los alumnos manifestaron que tienen dificultades para la comprensión de algunos temas por ser abstractos y muy difíciles. A su vez, expresaron que no le dedican mucho tiempo al estudio de la materia. Estas podrían ser causas por las cuales a los alumnos les está costando comprender y memorizar los contenidos.
Al hablar de la relación docente-alumno, no es posible dejar de tener en cuenta los elementos pedagógico-didácticos que se hacen presentes en la clase, y que el docente utiliza con el fin de facilitar el aprendizaje de sus estudiantes.
Cuando en la entrevista se le preguntó al profesor sobre los recursos pedagógico-didácticos, el mismo respondió: “Soy muy clásico, digamos. Casi diría que me defino como el profesor con la tiza y el pizarrón, y a parte de tratar de hacerlo como un fundamento de clase magistral, de explicar y repasar nuevamente el tema, de hacerlos pensar y reflexionar a los chicos” (Entrevista a l profesor Giménez)
Durante las clases observadas, ambas de trabajo práctico, no se pudieron apreciar los recursos que el docente mencionó. En las mismas, se realizó un trabajo grupal. Este tipo de actividad ofrece grandes posibilidades educativas debido a que permiten la cobertura de necesidades humanas que son satisfechas solamente a nivel grupal. El mismo atenúa el egoísmo y favorece la cooperación. Asimismo enseña a ver los temas desde otros puntos de vista, facilitando de este modo el diálogo y la comprensión del otro. (cfr Carrasco J. 2004:114)
Siguiendo con los recursos utilizados, en las encuestas realizadas a los alumnos, surge como elemento recurrente la lección oral. Este procedimiento, que atrae las quejas de los alumnos porque requiere de estudio semanal, es “universalmente empleado para despertar y dirigir la actividad reflexiva de los alumnos”. (Carrasco J. 2004:121) Éste, sirve para recordar los conocimientos previos, intensificar la atención de los alumnos, estimular la reflexión y recapitular la materia.
Para finalizar, y en relación al conocimiento a interiorizar, es posible afirmar que, el mismo, no se limita al ámbito intelectual, sino que comprende además las dimensiones volitiva, moral y espiritual, entre otras. El profesor en cuestión, manifiesta que en formación ética y ciudadana se educan estas dimensiones; es por esto que al referirse a la importancia de su materia, manifiesta los siguientes elementos morales que la componen: “El conocimiento de lo que es la persona humana, el sentido de la socialización, los elementos humanos que hay en el fundamento de la ética, de la moral, el sentido ciudadano, e inclusive también la subordinación de la ética (…) a lo religioso, con un sentido trascendente”. (Entrevista al profesor Giménez)
Este intento por desarrollar virtudes morales y espirituales en los alumnos es una de las características que presenta el Profesor Giménez, en tanto docente, pero sobre todo en tanto Cristiano.

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